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Debate republicano: Todos contra Trump

El precandidato presidencial republicano Donald Trump saluda a sus seguidores luego de un acto de campaña en Dallas, el lunes 14 de septiembre de 2015. (Foto AP/LM Otero)
(LM Otero / AP)

El segundo debate de los candidatos a la nominación presidencial por el Partido Republicano se llevó a cabo en la Biblioteca Ronald Reagan en Simi Valley, California.

Los 11 aspirantes que participaron en el debate principal fueron el empresario Donald Trump, el neurocirujano retirado Ben Carson y el ex Gobernador de Florida, Jeb Bush. Así como la ex presidenta de Hewlett-Packard, Carly Fiorina, los gobernadores de Wisconsin, Scott Walker; Ohio, John Kasich, y Nueva Jersey, Chris Christie y los senadores por Texas, Ted Cruz; Florida, Marco Rubio, y Kentucky, Rand Paul, y el ex Gobernador de Arkansas, Mike Huckabee.

El debate se llevó a cabo en un escenario que se improvisó delante del avión presidencial Boeing 707 que el ex Presidente Reagan usó durante su gestión y ante una asistencia de cerca de mil invitados especiales.

Para la cobertura de este debate representantes del partido confirmaron que se acreditaron 800 miembros de los medios de comunicación.

Como ocurrió en el anterior debate, Trump, quien es el puntero de las encuestas, se mantuvo en el centro de la atención.

La primera parte

Los precandidatos se presentaron de forma general ante el público.

“Ninguno de los que estamos en este estado o estamos siendo investigados por el FBI”, declaró Huckabee en referencia a Hillary Clinton.

Los dos candidatos hispanos, Ted Cruz y Marco Rubio, apelaron a sus orígenes latinos. Cruz aludió a su padre cubano, que huyó de la opresión de los Castro en busca de una vida mejor.

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Por su parte, Donald Trump no pierdio oportunidad de recordar que su dinero le hace independiente.

“He hecho mucho dinero y ahora quiero ser Presidente”, dijo en su presentación.

Todos contra todos

El magnate también se enzarzó en una batalla dialéctica con el gobernador de Wisconsin, Scott Walker, quien aseguró que EE.UU. “no necesita a un aprendiz en la Casa Blanca, que es lo que ya tenemos ahora”, en referencia al pasado televisivo de Trump en el exitoso programa “The Aprentice”.

Trump le respondió criticando su gestión económica en Wisconsin, y aseguró que Walker lideraba los sondeos en Iowa (primer estado en celebrar caucus en 2016) “hasta que la gente de Iowa se dio cuenta de lo que Walker ha hecho en Wisconsin, y entonces se hundió en las encuestas”.

El exgobernador de Florida Jeb Bush, antaño favorito a la nominación y que en las últimas semanas ha visto muy mermado su apoyo en las encuestas, trató de golpear a Trump por su anterior apoyo a políticos demócratas como la exsecretaria de Estado y precandidata demócrata a la presidencia, Hillary Clinton.

Bush criticó que Trump hubiese realizado donaciones en el pasado a Clinton y a la líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, y que Clinton hubiese acudido a la boda del magnate, algo que ya fue usado contra Trump en el anterior debate.

Migración y bilinguismo

En su contraataque Trump aseguró que Estados Unidos es un país “en el que hablamos inglés, no español”.

Trump insistió así en una crítica que ya hizo al pasado 2 de septiembre al exgobernador de Florida Jeb Bush, uno de sus principales rivales para la nominación, por expresarse en lengua española, que domina perfectamente, durante la campaña.

“Tenemos un país en el que para ser asimilado hay que hablar inglés, y hay que asimilarlos (a los inmigrantes). Este es un país en el que hablamos inglés, no español”, indicó Trump cuando los moderadores de la CNN sacaron a relucir las declaraciones del magnate sobre el bilingüismo de Bush.

Por su parte, Bush defendió su uso del idioma español en campaña y aseguró que “si un niño” le hace una pregunta en castellano, él será “respetuoso con él” y le responderá en ese mismo idioma.

“Bueno, estoy hablando inglés esta noche aquí”, rebatió también Bush a Trump.

Bush, casado con una mexicana, habla español perfectamente y lo usa de forma habitual en intervenciones ante público latino o cuando es preguntado en ese idioma.

Instantes después intervino el senador por Florida Marco Rubio, de ascendencia cubana, quien también opinó sobre la cuestión de la lengua y contó la historia de su abuelo, quien emigró de Cuba a EE.UU. y tuvo que aprender inglés.

“Estoy de acuerdo en que el inglés es el idioma unificador de este país y que todo el mundo debería hablarlo”, aseguró Rubio, aunque explicó que, cuando se lo piden, él concede entrevistas en español a los medios de comunicación.

En materia de migración, los rivales de Trump aprovecharon para criticar sus propuestas migratorias por irrealizables, pero sin detallar vías de regularización.

En el debate Trump volvió a reiterar que los 11 millones de inmigrantes indocumentados que hay en el país deberán abandonarlo en un éxodo sin precedentes, determinar luego quién cumple las condiciones para regresar y construir un muro a lo largo de la frontera con México.

“Tenemos un país de leyes y se deben ir, y volverán si pueden volver... Esto se hará de buena gestión y corazón”, explicó Trump, quien también pidió que se acabe con el derecho a la ciudadanía por nacimiento, que garantiza la Constitución.

Jeb Bush dijo que el plan de deportación masiva de Trump es irrealizable, costaría centenares de millones de dólares, rompería familias y comunidades enteras y no responde a los valores que representan a Estados Unidos.

Bush dijo que él defiende la estrategia del expresidente republicano Ronald Reagan, que en 1986 aprobó una regularización a nivel general, frente a un plan de Trump, en el que “todo es malo”.

El exgobernador de Florida, que ha perdido su categoría de favorito frente a Trump, dijo que los comentarios sobre su mujer, la mexicana Columba Bush, a quien el magnate atribuyó su postura blanda frente a la inmigración ilegal, fueron “demasiado lejos”, y pidió que se disculpara.

“Ella es estadounidense por elección y ama al país, y como yo defiende una mayor seguridad fronteriza, pero también considera que se deben abrazar los valores que hace único al país”, aseveró.

El neurocirujano Ben Carson fue uno de los pocos que delineó sus propuestas de regularización de indocumentados y aseguró que apoya un proceso en el que los inmigrantes sin papeles se registren como trabajadores huéspedes “primeramente en el sector agrícola” en seis meses si no tienen antecedentes y pagan impuestos.

El senador Ted Cruz aseguró que lideró la batalla en el Senado contra el plan bipartidista para regularizar a 11 millones de indocumentados, que calificó de “amnistía masiva”.

Uno de los que apoyó ese plan, el también senador cubano-estadounidense Marco Rubio, apeló a su origen inmigrante y aseguró que los grandes problemas del sistema migratorio son que siguen llegando personas ilegalmente y que la mayoría de inmigración legal llega por vínculo familiares y no por méritos.

Política exterior

El senador de Florida, Marco Rubio, insinuó que el país no puede correr el riesgo de seleccionar a un novato en política exterior como Donald Trump como presidente.

Durante el segundo debate presidencial republicano, Rubio señaló una lista de amenazas, como los misiles norcoreanos, las incursiones rusas a Ucrania y los ataques cibernéticos chinos. Dijo que la gente necesita preguntarle a candidatos como Trump sobre política exterior porque “estos son momentos extremadamente peligrosos”.

Rubio agregó que el próximo presidente “más vale que sea alguien que entienda estos temas y los maneje con buen juicio”.

Trump reconoció que tiene mucho que aprender sobre política exterior, pero prometió que lo hará rápidamente.

Contra el aborto

En lo que si estuvieron de acuerdo todos los aspirantes republicanos a la Presidencia fue en cortar los fondos a la organización que más abortos lleva a cabo en el país, y uno de ellos, Ted Cruz, defendió incluso la idea de provocar un cierre del Gobierno por ese motivo.

La empresaria Carly Fiorina, la única mujer entre los once aspirantes hizo una apasionada crítica de la organización Planned Parenthood, acusada de vender tejido de fetos abortados para propósitos de investigación.

Fiorina instó al presidente Barack Obama y a la favorita en las primaras demócratas, Hillary Clinton, a ver los vídeos grabados con cámara oculta por un grupo antiabortista, en los que miembros de Planned Parenthood hablan sobre la venta a investigadores del tejido de fetos abortados en sus clínicas.

“(Los vídeos muestran) un feto completamente formado sobre la mesa, con un corazón que late, con piernas que se mueven. Y (ellos) dicen que tenemos que mantenerlo vivo para cosechar sus órganos. Esto se trata del carácter de nuestra nación, y si no forzamos a Obama a prohibir esto, debería darnos vergüenza”, dijo Fiorina.

Dado que Obama se opone a retirar los fondos para Planned Parenthood, el asunto podría provocar la paralización de la Administración por primera vez desde finales de 2013.

Entre quienes piden cerrar el Gobierno por este asunto está el aspirante republicano y senador por Texas Ted Cruz, quien hoy aseguró que los responsables de Planned Parenthood han cometido “múltiples delitos” y pidió a sus compañeros de partido que dejen de “rendirse” ante las amenazas de veto de Obama.

En cambio, el gobernador de Ohio, John Kasich, se mostró en contra de cerrar el Gobierno a raíz de la polémica de Planned Parenthood, aunque dijo que apoya la idea de despojar de fondos a esa organización.

Jeb Bush, por su parte, recordó que cuando era gobernador de Florida ya cortó los fondos estatales a esa organización, pero no se pronunció sobre la posibilidad de cerrar el Gobierno.

Mientras, el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, condenó a Hillary Clinton por defender a la organización, al asegurar que “ella cree en el asesinato sistemático de bebés en el vientre de su madre para preservar sus órganos y venderlos”.

Conclusión

Al final, los candidatos reafirmaron una sola cosa: el enemigo a vencer en este momento es Donald Trump y sus propuestas que están apelando a un público conservador y cada vez más radical.

Se sabrá hasta mañana quien fue el vencedor de este debate que estuvo centrado en la figura de Donald Trump.

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