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Carretera 5 despejada; continúan tareas de limpieza en zonas afectadas por los deslaves

Las autoridades locales en California continuaron ayer las tareas de limpieza tras las inundaciones causadas por lluvias que atraparon a cientos de vehículos y conductores en dos autopistas.

Aunque no hubo víctimas mortales, cientos de automovilistas se vieron obligados a abandonar sus coches debido a las inundaciones y la riada de lodo que taponó la Ruta 58, donde quedaron atrapados 115 vehículos y 75 camiones, y que todavía continúa cerrada al tráfico.

Sin embargo, la Autopista Interestatal 5 en el sector de Grapevine ya ha sido completamente despejada.

El servicio de bus Amtrak Thruway entre Los Ángeles y Bakersfield fue suspendido este sábado debido a los problemas en esas vías, según informó la empresa Amtrak.

El sargento Mario López, portavoz de la Patrulla de Carreteras de California, calificó como “algo nunca visto” el hecho de que la ladera de la montaña cayera sobre un sector de la ruta estatal 58 cubriéndola por completo con lodo, en algunas partes de más de seis pies (2 m) de altura.

Las riadas afectaron no solamente las autopistas sino algunas viviendas ubicadas en la base de la montaña.

Según informó Kerjon Lee, portavoz del Departamento de Obras Públicas del Condado de Los Ángeles, al menos una docena de viviendas sufrió daños por los deslaves aunque el número podría ser superior mientras los funcionarios finalizan su evaluación una vez despejadas las carreteras.

Aunque las lluvias de los últimos días no están relacionadas directamente con el calentamiento de las aguas del Océano Pacífico en el área ecuatorial, conocido como El Niño, las autoridades se lo han tomado como una advertencia de las complicaciones que este fenómeno puede traer a California y a otras áreas del país en el próximo invierno.

Una proyección de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA, en inglés) presentada el jueves, advierte que El Niño de este año podría ser el más fuerte de los últimos 50 a 60 años.

Se espera que este invierno traiga, como consecuencia, “fuertes precipitaciones y clima extremo en el suroeste de los Estados Unidos y en la Costa del Golfo”.

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