El ex Sheriff del condado de Los Ángeles Lee Baca, es ahora un preso más en el estado de Texas
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El ex sheriff del condado de Los Ángeles, Lee Baca, otrora un respetado líder de las fuerzas del orden que fue condenado por frustrar una investigación federal sobre el violento y escandaloso sistema carcelario de su departamento, se ha presentado en una prisión de Texas para comenzar una condena de tres años tras las rejas.
Baca, de 77 años, llegó el martes a la Institución Correccional Federal La Tuna, una prisión de baja seguridad en las afueras de El Paso, según un representante de la institución. El inicio de su encarcelamiento siguió a años de disputas legales y fue una mancha ignominiosa para la carrera de un hombre que una vez dirigió la agencia del sheriff más grande de la nación y se ganó los aplausos por impulsar las iniciativas de educación de los reclusos y abordar los problemas de la falta de vivienda y la salud mental.
El ex sheriff, al que se le diagnosticó la enfermedad de Alzheimer, fue condenado en 2017 a tres años de prisión después de que un jurado determinara que había supervisado el plan para interferir en la investigación federal de los abusos de los reclusos en el sistema penitenciario del Condado y que posteriormente había mentido a los fiscales sobre su papel.
La convicción fue confirmada por el 9º Tribunal de Apelaciones del Circuito de Estados Unidos el año pasado, y en enero el Tribunal Supremo denegó la petición de Baca de que se revisara su caso. Baca permaneció en libertad mientras sus apelaciones estaban pendientes.
“Mientras que el juicio y la sentencia del Sheriff Baca estuvieron repletos de errores legales significativos, él se acerca a la sentencia que cumplirá con la misma humildad y respeto por la ley que demostró durante su carrera de 50 años con el Departamento del Sheriff del Condado de Los Ángeles”, dijo Nathan Hochman, su abogado defensor durante mucho tiempo.
Baca fue el último de un grupo de empleados del Departamento del Sheriff -desde agentes de bajo rango hasta el segundo al mando de Baca- en ser acusado de desempeñar un papel en el escándalo de 2011, que implicó ocultar a un recluso que era informante del FBI y amenazar con arrestar al agente que dirigía la investigación.
Los 10 acusados en el caso se declararon culpables o fueron condenados, incluido el ex sub sheriff Paul Tanaka, que fue condenado a cinco años de prisión después de que un jurado determinara que había ayudado a dirigir el plan. Otros funcionarios fueron declarados culpables de violaciones de los derechos civiles por golpear a los reclusos y a los visitantes de la cárcel.
En 2014, cuando el departamento se vio envuelto en el escándalo de la cárcel, Baca renunció.
En el juicio, los fiscales federales se centraron en los esfuerzos de Baca para impedir la investigación. Los fiscales dijeron a los jurados que, aunque Baca había cedido el manejo diario del complot de obstrucción a Tanaka, se le informaba de su evolución y ayudó a conducirlo.
Los fiscales argumentaron que el plan incluía la manipulación de posibles testigos en la investigación federal y la intimidación de un agente del FBI que trabajaba en el caso.
En sus palabras finales al jurado, el fiscal principal, asistente del fiscal de Estados Unidos, Brandon Fox, condenó a Baca como un rey cobarde que eligió protegerse a sí mismo mientras enviaba peones y otros subordinados a hacer su “trabajo sucio”.
Al principio, Baca había intentado declararse culpable en un acuerdo con los fiscales, pero el juez de distrito de Estados Unidos, Percy Anderson, lo descartó por ser demasiado indulgente e indicó que impondría una pena de prisión más severa que la que se había previsto en el acuerdo. Baca y sus abogados siguieron adelante con el juicio.
Los abogados argumentaron que Baca nunca autorizó el delito y que no había ninguna prueba que lo relacionara directamente con el plan de obstrucción.
Baca casi salió victorioso en el primer juicio, cuando todos los miembros del jurado menos uno quería declararlo inocente. El único jurado no cedió y Anderson declaró el juicio nulo. En el segundo juicio, los fiscales revisaron el caso y Anderson emitió una serie de fallos que pusieron en aprietos a la defensa.
La condena y la pena de prisión empañaron aún más el legado de Baca de casi cinco décadas de servicio, y disminuyeron la reputación que una vez tuvo como reformador de las fuerzas del orden.
Los escritores del Times, Alex Wigglesworth y Joel Rubin contribuyeron a este informe.
Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí
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