Anuncio

‘Microgranjas’ llegan a los patios delanteros del sur de Los Ángeles, trayendo frutas y verduras frescas a los desiertos alimenticios

A man crouches in a bed of green vegetables
Jamiah Hargins, fundador de Crop Swap LA y el jardinero urbano detrás de Asante Microfarm.
(Antonio M. Johnson/For the Times)

Jamiah Hargins conoce como la palma de su mano el modesto jardín de la esquina de Angeles Vista Boulevard y Olympiad Drive.

Un hijo de militar que creció moviéndose de un país a otro ha atravesado los 970 pies cuadrados del patio en innumerables ocasiones. Él y un pequeño equipo de voluntarios pasaron un mes cultivando la tierra, instalando equipos y plantando hileras inclinadas de vegetales, incluyendo col china, col rizada toscana, acelgas arcoíris, tomates cherry, albahaca y cebollino.

Es suficiente para hacer que la gente en este vecindario de View Park, incluido su cartero habitual, se quede boquiabierto ante la exuberante hierba verde transformada en una mini granja.

Anuncio

“Por un tiempo, pensamos que era el típico empleo de jardinería en View Park. Y sentimos curiosidad cuando vimos cuánto trabajo se estaba haciendo”, dijo Ibiere Seck, de 40 años, quien vive en el vecindario y vio cómo la granja cobraba vida durante las caminatas con sus hijos. “Todos los días simplemente pasábamos y lo veíamos evolucionar. Hay muchas cosas hermosas que ver en este barrio. Pero, por mucho, esto es lo más fascinante e inspirador”.

Seck comentó que se sintió inspirada a ajustar un proyecto de paisajismo en el patio trasero que comenzó hace meses para incluir más espacios verdes, y ahora está interesada en habilitar un área para una microgranja.

Eso es algo que a Hargins, un hombre de 37 años con la disposición tranquila pero decidida de un ministro de jóvenes, le gusta escuchar. Su Asante Microfarm lleva el nombre de una palabra swahili que significa “gracias”.

Two people talk among rows of green vegetables growing
Jamiah Hargins, fundador de Asante Microfarm, explica su sistema de riego al vecino Ibiere Seck.
(Antonio M. Johnson/For the Times)

Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), grandes franjas del sur de Los Ángeles tienen poco acceso a alimentos frescos. Es un problema incluso en algunos vecindarios con mejor situación socioeconómica. En View Park, una zona de mayoría negra donde los hogares obtuvieron un ingreso promedio de más de $92.000 en 2015-19, la tienda de comestibles más cercana es una Albertsons a más de una milla de distancia.

Algunos residentes han respondido recurriendo a los huertos comunitarios y los mini-mercados. Otros están construyendo pequeños jardines en el patio trasero. La granja de Angeles Vista y Olympiad es un híbrido impecable de estos enfoques.

“El éxito de Asante Microfarm es un ejemplo de la necesidad de perspectivas más innovadoras para la soberanía alimentaria y que están creadas por, para y dentro de las comunidades que han sido sistemáticamente y estratégicamente excluidas de la producción de alimentos”, explicó Pearson King, gerente de Relaciones Interinstitucionales en Food Forward, una organización sin fines de lucro que ofrece excedentes de frutas y verduras frescas a las personas que experimentan inseguridad alimentaria en el sur de California.

VIDEO | 02:43
South L.A. doesn’t have easy access to fresh food. One man wants to change that by turning lawns into microfarms

Founder Jamiah Hargins discusses the Asante Microfarm in View Park.

Asante Microfarm no es un huerto para uso privado, una gran granja urbana o un jardín comunitario para un pequeño grupo de aficionados a la jardinería. Más bien, Hargins ha diseñado una granja urbana con el suficiente espacio como para caber en un patio delantero, un inmueble que la mayoría de la gente usa para decorar.

Hargins quiere empoderar a las comunidades desatendidas mientras les da acceso a alimentos frescos mediante la plantación de granjas pequeñas y sostenibles en lotes de la ciudad.

“Todo el mundo tiene derecho a los nutrientes bajo sus pies. Eso se aplica a las personas que viven en edificios de apartamentos o condominios”, explicó. “Tienen derecho a producir comida local. La gente puede tener una vida diferente. Espero demostrar que se puede hacer”.

Para Hargins, la microgranja, construida en un patio residencial en la cuadra 4600 de Angeles Vista Boulevard, es una prueba del concepto, en miras a un objetivo mucho más grande.

Los cultivos crecen a partir de sacos de abono ricos en nutrientes y toda la finca está respaldada por un sistema de riego que no solo recicla el agua, sino que usa solo el 8% del agua que se usaba anteriormente para pasto. La granja se construyó utilizando parte de una subvención LA2050 de $50.000 de la Fundación Goldhirsh, pero se mantendrá con suscripciones que cuestan $36 por mes y $43 con entrega. Para eso, los suscriptores obtienen una mezcla de 3 libras de verduras cada semana.

A close-up of a green leafy vegetable
Asante Microfarm puede cultivar hasta 600 plantas comestibles para alimentar a un máximo de 50 familias.
(Antonio M. Johnson/For the Times)

El padre de Hargins era un ingeniero de la Fuerza Aérea que trasladó a la familia de Colorado Springs, donde nació, a un pueblo llamado Haverhill en Inglaterra, luego Kaiserslautern en el suroeste de Alemania, antes de aterrizar en Clovis, Nuevo México.

En Clovis, Hargins prosperó académicamente, incluso ganó un concurso de asentamiento en Marte de la NASA a los 17 años. Los domingos, servía junto a su padre como diácono en la iglesia familiar. Su padre, el diácono principal, le enseñó cómo unir a las personas y consolidó su compromiso para servir.

La conciencia social que desarrolló Hargins en su juventud lo fastidió como estudiante de ciencias políticas en la Universidad de Chicago y más tarde cuando siguió una carrera en finanzas. “Hice eso durante unos años, pero nunca sentí el alma en ello ni que fuera un verdadero servicio para el mundo”, señaló.

Pasó a la consultoría para organizaciones sin fines de lucro, pero finalmente se inscribió en un programa de desarrollo económico y político en la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales de la Universidad de Columbia.

Hargins estaba casado en 2015 y él y su esposa decidieron mudarse a California, de donde eran originalmente sus padres y donde su madre se había establecido desde entonces. Su hija Triana llegó en 2017. Encontró un lugar en el vecindario West Adams de Los Ángeles, donde no siempre había fácil acceso a productos frescos. Hargins decidió comenzar un huerto en el patio trasero y en poco tiempo se vio abrumado por más frutas y verduras de las que su pequeña familia podía comer.

“Cultivar alimentos es fortalecedor y fortifica su confianza porque produce algo que existe solo gracias a su arduo trabajo”, señaló. “Puedes poseerlo completamente. Y, en general, si crece demasiado, puede regalar algo”.

Hargins se conectó a la aplicación Nextdoor con la idea de intercambiar frutas y verduras con los vecinos.

El día señalado, 15 personas, de todos los orígenes y estilos de vida, pero en su mayoría de West Adams, se presentaron en su casa listas para intercambiar alcachofas, col rizada y cebollas de sus propios jardines por limones, hierbas y frijoles de Hargins. El grupo continuó expandiéndose hasta 2018, cuando Hargins comenzó Crop Swap LA, una organización dedicada a cultivar alimentos en espacios no utilizados y crear empleos ecológicos.

Jamiah Hargins holding greens from the Asante Microfarm.
“Quiero crear la expectativa de que la gente haga algo mejor con su espacio que el césped”, dijo Jamiah Hargins, fundador de Asante Microfarm.
(Antonio M. Johnson/For the Times )

Hargins reunió su encanto y pasión para conseguir el espacio que se convertiría en Asante Microfarm. Se llevó bien con Mychal Creer, un educador que trabajó con su esposa en una escuela autónoma de Los Ángeles. Creer sintió durante años que podía hacer más con su jardín. Convertirlo en una granja parecía una obviedad.

“Todo lo que tenía era su palabra y su plan”, dijo Creer sobre Hargins. “No puedo mentir; estaba nervioso por el salto, pero quería correr el riesgo”.

Además, agregó: “Jamiah fue inflexible. Continuó con la idea hasta que un día dijo: ‘Oye, Mike, comencemos’”.

A partir de ahí, Hargins se asoció con un grupo llamado Enviroscape LA para planificar el riego y el paisajismo. Y reunió a un equipo de voluntarios dedicados que ayudaron con el arduo trabajo de cultivar el jardín, cavar zanjas para el riego y cuidar las plantas.

“Es un maestro increíble. Es extraordinario ser parte de algo en lo que se trabaja en conjunto, pero también hay liderazgo. Me siento honrado de llamarlo amigo y también mentor”, comentó Gabriel Stout, de 25 años, un músico que conoció a Hargins en el mercado de agricultores de West Adams y desde entonces se ha convertido en aprendiz en Crop Swap LA.

Pasó un mes desde que el equipo comenzó a construir hasta la gran inauguración de la granja en abril. En la actualidad, Asante puede cultivar más de 600 plantas y alimentar a unas 50 familias.

Ya hay 35 suscriptores, la mayoría de los cuales visitan la granja a pie o en bicicleta para recoger las frutas y verduras. Además de servirles a ellos, Hargins y su equipo reservaron el 10% de cada cosecha para familias necesitadas a través de un refrigerador comunitario en Degnan Boulevard en Leimert Park.

“Es un diezmo comunitario. Así es como lo he estado llamando. Supongo que viene de mis días en la iglesia”, indicó Hargins.

Hargins y Crop Swap LA esperan hacer crecer su proyecto y alimentar a Los Ángeles un patio a la vez. En este momento, el mayor obstáculo es adquirir espacio, incluida una sede para el proyecto, una propiedad donde el fundador y su familia puedan vivir, cultivar y albergar a otras personas que quieran reproducir el modelo establecido por Asante Microfarm. En última instancia, espera ayudar a construir y administrar 400 microgranjas en toda la ciudad.

Estos futuros espacios, desde el sur de Los Ángeles, hasta el lado oeste, se pueden financiar, explica Hargins, a través de una combinación de enfoques. Él tiene la intención de recaudar fondos para apoyar la plantación de granjas en los patios de propietarios de viviendas de bajos ingresos. También está trabajando en el desarrollo de una escala móvil que permitirá a los dueños compartir las ganancias obtenidas por la granja en función de su nivel de inversión.

“Me gustaría crear una cultura de sostenibilidad económica”, señaló Hargins. “Quiero crear la expectativa de que la gente haga algo mejor con su espacio que regar pasto”.

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí.

Anuncio