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¿Cómo será el año escolar en el otoño? La pelea está en marcha

People hold signs during a rally calling for L.A. schools to reopen fully.
Padres y estudiantes se manifiestan en la sede del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles el domingo, pidiendo la reapertura completa de las escuelas en el otoño. Más tarde, los participantes marcharon hacia la sede del sindicato de maestros.
(Dania Maxwell / Los Angeles Times)

Con miles de millones de dólares y la recuperación educativa de 465.000 estudiantes en juego, varios grupos están haciendo demandas.

La cuestión de cómo será la educación del Distrito Unificado de Los Ángeles (LAUSD) en el otoño se resolverá durante las próximas semanas, en medio de los crecientes pedidos de padres, grupos de defensa y sindicatos, que presionan para lograr la recuperación educativa de unos 465.000 estudiantes.

El domingo, un grupo de padres fijó claramente su posición al exigir que los funcionarios del distrito se comprometan con un horario normal, de tiempo completo, para las clases que comenzarán en el otoño. Por otra parte, el sindicato de maestros pidió la semana pasada mantener las medidas de seguridad, contratar más miembros del sindicato y aumentar los salarios. Mientras tanto, una coalición de grupos comunitarios recientemente solicitó más fondos para las escuelas identificadas como con mayores necesidades.

En un hecho poco común, el dinero no será el problema principal a corto plazo, gracias a los miles de millones de dólares de ayuda federal y estatal destinados al segundo sistema escolar más grande del país. Pero la necesidad también es grande, y es improbable que esa financiación ampliada pueda prolongarse mucho, lo cual subraya qué hay realmente en juego en las decisiones que se están tomando ahora.

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Un grupo de padres con unos 70 participantes se convocó el domingo pasado en la sede del distrito escolar, justo al oeste del centro de la ciudad, y luego marchó unas cuatro millas al oeste, hasta la sede del sindicato United Teachers Los Angeles (UTLA).

En diversas entrevistas, culparon al gremio docente por no priorizar la educación en el campus para sus hijos, y al distrito escolar por no hacer frente a las demandas sindicales.

El enojo mayor es con los funcionarios del distrito, que demoraron la reapertura de los campus hasta que los maestros y otros empleados escolares tuvieran la máxima inmunidad con las vacunas contra el COVID-19, un enfoque que no fue exigido por los funcionarios de salud. Los campus abrieron de forma escalonada a partir de la semana del 12 de abril.

Muchos distritos escolares abrieron campus antes que el LAUSD. Otros siguieron un cronograma similar, y algunos no reabrirán durante el año escolar actual, excepto para una población limitada de estudiantes con necesidades especiales.

Decenas de miles de solicitantes de ingreso de la UC están en lista de espera este año en medio de un récord de solicitudes, y los directores de admisión dicen que la previsión de las posibilidades de ser seleccionado es más incierta que nunca.

“Apoyo a los sindicatos; apoyo a los maestros”, comentó Joel Delman, de West Adams, cuyos niños, en séptimo y décimo grado, han mostrado signos de depresión. “Pero lo que sucedió este año fue un desastre, y eso me abrió los ojos: este caos se debe al contubernio entre UTLA y nuestra junta del LAUSD, que se supone que representa a los padres pero no nos escucha en absoluto”.

Los padres dentro de esta agrupación están involucrados en litigios destinados a forzar a los campus a abrir de forma total. Mientras que el ciclo lectivo tiene prevista su finalización este próximo 11 de junio, muchos comienzan a cambiar su enfoque de cara al otoño. “No hay razón para no anunciar ya las clases a tiempo completo en el otoño”, enfatizó Ghazal Yashouafar, quien tiene tres hijos y reside en el oeste de Los Ángeles. “¿Qué están esperando?”.

Es probable que las reglas estatales funcionen a su favor. El 30 de junio, las normas temporales relacionadas con la pandemia de COVID-19 expirarán, y los distritos escolares tendrán que ofrecer un esquema de tiempo completo en el campus para calificar para la financiación estatal total.

No obstante, continúan las negociaciones entre L.A. Unified y United Teachers Los Angeles, que representa a más de 30.000 maestros, consejeros, enfermeros y bibliotecarios. En declaraciones dadas a conocer la semana pasada por redes sociales, la presidenta del sindicato Cecily Myart-Cruz pidió aumentos salariales y la contratación de 1.000 nuevos maestros, así como un número similar de nuevos consejeros. Por el bien de la estabilidad, enfatizó, ningún profesor debería ser desplazado de una escuela.

Myart-Cruz pidió invertir “de una manera racial y educativamente justa”, y agregó, “la financiación está si luchamos por ella”.

Los padres y los estudiantes de la coalición Reclaim Our Schools, aliada con el sindicato, participaron en una manifestación el 13 de mayo pasado, también en la sede del distrito. Los participantes priorizan la seguridad sobre otros problemas relacionados con las reaperturas, y muchos siguen dudando que los campus sean seguros.

A Jan Williams, cuyo hijo está matriculado en Dorsey High y ha permanecido en la educación a distancia, le preocupan “las condiciones en las que se encontraban las escuelas antes del cierre; las aulas abarrotadas, los baños no tenían agua caliente... No había jabón en ellos la mayor parte del tiempo. Esa no es una forma de estar a salvo del COVID, si [los alumnos] no pueden lavarse las manos correctamente”.

Jan Williams, madre de estudiantes del LAUSD, habla en un mitin de mayo en la sede del distrito escolar.
(Howard Blume)

Los funcionarios del distrito afirman que se duplicó el personal de mantenimiento, en parte mediante la contratación de trabajadores externos, para mantener la seguridad en las escuelas durante la pandemia. Pero por separado, también informaron que el personal escolar típico antes de la pandemia no llegaba a la mitad del estándar necesario para mantener los campus en condiciones correctas.

En todo el distrito, aproximadamente el 30% de los estudiantes de primaria regresaron a sus campus, así como el 12% de los de escuela media y el 7% de los alumnos de preparatoria. El formato de la escuela secundaria fue un factor en los números bajos, porque los chicos que vuelven a su campus deben permanecer en un aula, donde inician sesión en las clases, tal como lo hacían desde casa.

Maleeyah Frazier, alumna de décimo grado de Hamilton High, quien habló en el mitin Reclaim Our Schools, afirmó que, para ella, hacer que las escuelas sean seguras incluiría la eliminación total del departamento de policía escolar, y usar esos y otros recursos para ayudar a los estudiantes de color, LGBTQ y musulmanes. “Merecemos la oportunidad de volver a la escuela con apoyo para la salud mental, después de no solo una devastadora pandemia, sino también de otras cuestiones raciales y judiciales por las que hemos pasado los alumnos”.

Los padres de otros grupos se pronunciaron en contra de retirar la financiación de la policía escolar.

En ese mismo lugar a fines de abril, los estudiantes y los padres también participaron en una manifestación organizada por una coalición diferente, que incluyó a los grupos InnerCity Struggle, Advancement Project California, Community Coalition y Partnership for Los Angeles Schools, que administra 19 escuelas del LAUSD con alrededor de 14.200 alumnos.

Estos grupos presionaron al distrito para que duplicara la cantidad reservada para los campus basándose en una fórmula que clasifica las necesidades de las escuelas e incorpora medidas como la tasa de violencia con armas de fuego en la comunidad y los índices de asma.

La mayoría de la junta aprobó este mes una resolución que asegura los fondos solicitados -$700 millones- para las escuelas que utilizan esa fórmula.

El superintendente escolar de L.A., Austin Beutner, quien dejará el cargo en junio, remarcó que apoya los objetivos de equidad, pero se opone a lo precipitado de la acción.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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