Niveles de lluvia muy bajos exponen a California a peligrosos incendios
![Boats are docked at a marina, hundreds of feet from where they are usually moored, at Lake Shasta.](https://ca-times.brightspotcdn.com/dims4/default/dd5a702/2147483647/strip/true/crop/3600x2398+0+0/resize/1200x799!/quality/75/?url=https%3A%2F%2Fcalifornia-times-brightspot.s3.amazonaws.com%2F7c%2Ffe%2F44517b6e4acea1e6a4bd73de55b9%2Fla-photos-1staff-802454-la-me-shasta-drought-15-brv.jpg)
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California ha registrado niveles alarmantemente bajos de lluvia en todo el estado durante el último año, según las mediciones completadas esta semana, empeorando una sequía ya grave y preparando la vegetación para una posible temporada de incendios desastrosa.
La situación fue más crítica en el norte de la entidad, donde la lluvia y la nieve proporcionan agua a otras partes del estado.
Pero al sur de California no le fue mucho mejor.
Los “años de lluvia” se miden desde principios de julio hasta finales de junio, y los últimos 12 meses ocupan el séptimo lugar más seco en los 144 años de registros de Los Ángeles, indicó Jan Null, meteorólogo y fundador de Golden Gate Weather Services.
Null rastrea las precipitaciones en California y descubrió que, desde julio de 2020 hasta junio de 2021, Los Ángeles recibió 5.82 pulgadas de lluvia, el 41% de lo que la ciudad registra normalmente.
A pesar de esa sombría distinción, el condado estaba en una posición un poco mejor que sus vecinos del norte.
La lluvia de Los Ángeles, desde julio de 2018 hasta junio de 2021, está dentro del 92% de lo que se considera normal, comentó Null.
En comparación, la región de la Sierra Norte pasó por su tercer año más seco registrado, y su segundo período de dos años más árido, según los datos de Golden Gate Weather Services.
“California generalmente puede resistir un año seco sin impactos significativos”, señaló Null. “Cuando comenzamos a tener años consecutivos [secos], es cuando nos encontramos con problemas”.
“Si tengo una métrica para analizar el agua de California, será el norte de Sierra Nevada”, continuó, “porque esa es la cuenca que desemboca en el río Sacramento, el lago Shasta, Whiskeytown y el lago Oroville, que son los reservorios más grandes”.
La entidad en su conjunto se encuentra en medio de un segundo año seco, siendo el 2020 el decimotercer año más seco en precipitaciones para toda la entidad y el quinto más seco en escorrentía a nivel estatal, según el Departamento de Recursos Hídricos de California (DWR, por sus siglas en inglés), que utiliza un período de octubre a septiembre como “año hidrológico” para medir las precipitaciones. En mayo, el gobernador Gavin Newsom declaró una emergencia por sequía en 41 de los 58 condados del estado.
“El año hidrológico actual aún no ha terminado. Pero está claro, estaremos muy secos”, expuso Jeanine Jones, gerente de recursos interestatales en el DWR. “En cuanto a la escorrentía, creo que estará entre los cinco [años] más secos”.
El Servicio Meteorológico Nacional, que también utiliza el año hidrológico de octubre a septiembre para medir las precipitaciones, ha observado cifras igualmente desconcertantes para la región de Los Ángeles.
Desde octubre, el centro de la ciudad ha registrado solo 5.82 pulgadas de lluvia; normalmente mediría 14.64 pulgadas durante ese período, explicó el meteorólogo David Sweet de la estación de Oxnard del Servicio Meteorológico.
“La precipitación desde el 1 de octubre es solo el 40% de lo normal, y es el segundo año consecutivo en que hemos estado significativamente por debajo de ese nivel”, agregó Sweet.
Menos lluvia significa menos agua, lo cual es una preocupación creciente en todo el estado.
Si bien algunas áreas de California, incluidos Silicon Valley y la región vinícola, ya están imponiendo restricciones de agua, el sur de la entidad está en mejor condición debido a las amplias reservas del líquido. Pero esos suministros son limitados.
En Silicon Valley, los funcionarios están pidiendo una reducción obligatoria del 33% en el uso de agua, en comparación con 2013, y planean depender casi por completo del agua subterránea.
El Departamento de Obras Públicas de Los Ángeles rastrea el suministro de agua de diferentes maneras, incluso mediante la captura y medición de la lluvia.
En un año promedio, el departamento captura alrededor de 65 mil millones de galones de agua, indicó el director Mark Pestrella. Pero desde octubre de 2020, solo se han capturado alrededor de 14 mil millones de galones. Eso es aproximadamente el 22% de la precipitación anual promedio que captura la ciudad, señaló Pestrella.
“Es una especie de sequía que golpea en diferentes frentes, porque no ha habido agua en el área local de Los Ángeles, el río Colorado ha estado extremadamente seco, así como el norte de Sierra Nevada y el sur de Cascades”, indicó Benjamin Hatchett, profesor asistente de investigación en el Desert Research Institute. “Está increíblemente seco todo el estado”.
Y las condiciones áridas están agravando los riesgos de incendio. “Pone mucho estrés en la vegetación, en la ladera”, agregó Sweet. “Se espera que los peligros de incendio sean altos”.
A medida que avanza el verano, se espera que las condiciones empeoren, enfatizaron los expertos.
“Una vez que las nubes de junio lleguen a su fin, las cosas se secarán muy rápido”, advirtió Hatchett. “Entonces es solo cuestión de que algo se encienda. Crucemos los dedos para que no tengamos otro período de relámpagos, como en el año pasado. Esa fue probablemente una de las peores posibilidades”.
Un trío de incendios en el norte de California esta semana ilustra los peligros del paisaje seco. El Incendio de Lava, que fue provocado por un rayo el sábado, había aumentado a más de 23.000 acres el viernes. Ha forzado la evacuación de varios miles de residentes, con condiciones que alimentaron las llamas a principios de semana. Hacia el sur, el fuego de Salt se encendió el miércoles por la noche y se disparó a 4.500 acres en menos de 24 horas.
Y el fuego no es la única consecuencia de la sequía en California. Jones, del Departamento de Recursos Hídricos del estado, subrayó que las floraciones de algas nocivas se están volviendo más comunes y producen toxinas peligrosas en el agua.
Los períodos secos y las olas de calor que ocurren en el estado también apuntan al empeoramiento de los efectos del cambio climático.
“La sequía y el calor a menudo van de la mano. Y las olas de calor en las últimas dos décadas se han vuelto más largas, frecuentes e intensas”, comentó el oceanógrafo y climatólogo retirado William Patzert.
“Las sequías no son inusuales en el oeste y ciertamente no en California. Pero la intensidad de esta es peor que lo que vimos en los años 50 y 60”, indicó.
“Este no es un cambio climático en el futuro. Este es el cambio climático en este momento”.
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