La peste se propagó 3.000 años antes de lo pensado
Fotografía sin fecha distribuida por la revista Cell muestra la tumba Sope I en Estonia, donde se halló ADN de peste en un diente de este individuo; se trata de la evidencia más temprana de la enfermedad encontrada en Europa.
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LONDRES/AP — Para hallar evidencia de la infección prehistórica, los investigadores taladraron los dientes de 101 individuos que vivieron en Asia central y Europa hace aproximadamente entre 2.800 y 5.000 años. La perforación produjo un polvo que los investigadores examinaron en busca de ADN de la bacteria de la peste. Lo encontraron en muestras de siete individuos.
Antes del estudio, la evidencia más temprana de peste era del año 540 d.C., dijo Simon Rasmussen, de la Universidad Técnica de Dinamarca. Él y otros colegas encontraron presencia de la enfermedad en el año 2.800 a.C.
“Nos sorprendió mucho encontrarla 3.000 años antes de lo que se suponía que existía”, comentó Rasmussen, uno de los autores del estudio. La investigación fue publicada el jueves en internet en la revista Cell (Célula).
Rasmussen dijo que la peste que encontraron era de una cepa diferente a la que ocasionó las tres epidemias conocidas, incluida la Peste Negra que arrasó la Europa medieval. En contraste con cepas posteriores, incluida la que se cree que aniquiló a la mitad de la población de Europa, la peste de la Edad de Bronce revelada por el nuevo estudio no podía ser trasmitida por pulgas porque carecía de un gen crucial. Así que era menos probable que infectara gente en regiones amplias.
Pero Rasmussen dijo que saber que la peste existió miles de años antes de lo que se creía podría explicar algunos misterios históricos no resueltos, incluida la “Plaga de Atenas”, una epidemia espantosa desconocida que arrasó la capital griega en el año 430 antes de Cristo y mató hasta 100.000 personas durante la Guerra del Peloponeso.
“La gente ha estado conjeturando respecto a de qué se trató, si fue sarampión o tifus; pero bien pudo haber sido peste”, dijo Rasmussen.
Señaló que rastrear de qué manera evolucionó la peste de ser una infección intestinal a convertirse en “una de las enfermedades más mortíferas con las que se han encontrado los humanos” podría ayudar a los científicos a pronosticar su curso.
“Típicamente, las cosas se vuelven menos virulentas con el tiempo, pero ese no es siempre el caso”, dijo Hendrik Poinar, un especialista en genética evolutiva molecular de la Universidad McMaster en Canadá, quien no fue parte del estudio. Indicó que las enfermedades pueden adquirir nuevos rasgos —incluso el de ser letales— relativamente rápido.
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