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Cumplió con todo lo que le pidió el juez, pero igual fue detenida inmigrante con su hijo

Una hondureña que residía en una localidad de Georgia y su hijo de 9 años fueron detenidos por agentes de la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), dijeron ayer familiares de la mujer.

La hondureña Ana Liceth Mejía, de 30 años, tenía una orden de deportación para el 5 de enero de este año y, según señalaron sus familiares, fue detenida en la casa de un familiar en Norcross, Georgia, a primeras horas de la madrugada de ayer, junto a su hijo de nueve años de edad.

“Es un abuso lo que hicieron, entraron con mentiras a la casa, despertaron a todos los niños y los trataron como criminales”, relató en entrevista telefónica Johana Gutiérrez, familiar de los detenidos.

Gutiérrez señaló que la mujer centroamericana y su hijo fueron detenidos en la frontera sur en 2014, cuando se registró una entrada masiva de familias y menores indocumentados a Estados Unidos.

Como muchos indocumentados que llegaron dentro de esa oleada, Mejía solicitó asilo ante las autoridades migratorias de EE.UU. por razones humanitarias, tras recibir amenazas de muerte en Honduras, luego del asesinato de su hermano en 2011.

Su caso fue trasladado ante una corte de Inmigración en Atlanta, Georgia y, de acuerdo con sus familiares, desde su liberación Mejía portaba un grillete electrónico en su tobillo y se presentaba cada quince días ante un oficial de Inmigración.

“En su primera audiencia el juez le dijo que se consiguiera un abogado y lo hicimos, pero eso no sirvió de nada”, recuerda Gutiérrez, quien agregó que el abogado que contrató la familia no presentó las pruebas que certificaban las amenazas contra la vida de la hondureña.

El juez negó la petición de asilo y el amparo, y ordenó la deportación de la hondureña y su hijo de 9 años para el 5 de enero del 2016.

“Ella se presentaba a todas sus citas, tenía el grillete, no tenían porque llegar a arrestarla de esa forma y tratar al niño de esa manera”, denunció Salvador Alfaro, dueño de la casa donde se realizó la detención.

De acuerdo con Gutiérrez, los oficiales llegaron a la residencia buscando supuestamente a un fugitivo afroamericano y pidieron la colaboración de la familia.

“Yo los dejé entrar para que comprobaran que ahí no vivía ese fugitivo, pero hicieron despertar a todos, incluyendo a mis dos hijos, que comenzaron a gritar y a llorar”, señaló.

Se intentó sin éxito contactar a representantes de la oficina de ICE en Atlanta.

Los familiares de Mejía piden a las organizaciones y al Gobierno hondureño que intervengan para que el juez escuche nuevamente el caso de la indocumentada.

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