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Manifestantes de 50 estados de EEUU buscan unificar la heterogénea oposición a Trump y su agenda

Varias personas sostienen pancartas mientras protestan contra el gobierno de Donald Trump frente a
Varias personas sostienen pancartas mientras protestan contra el gobierno de Donald Trump frente al Ayuntamiento, el martes 4 de marzo de 2025, en San Francisco.
(Godofredo A. Vásquez / Associated Press)

Mientras Donald Trump se preparaba el martes para dirigirse a una sesión conjunta del Congreso, grupos de protesta se reunieron en parques, edificios estatales y otros espacios públicos en todo el país para criticar su presidencia como peligrosa y poco estadounidense.

Las manifestaciones y marchas —impulsadas por el incipiente Movimiento 50501, un grupo organizado por voluntarios en las semanas posteriores a la investidura de Trump— marcan el último intento de resistencia nacional al apoyo inquebrantable de la base de la campaña “Hagamos grande a Estados Unidos otra vez” de Trump y al éxito que ha tenido en remodelar al Partido Republicano a la imagen populista del presidente.

Sin embargo, algunas escenas del martes demostraron vívidamente la dificultad que enfrentan los demócratas, progresistas y ciudadanos comunes para articular una respuesta tangible a Trump y las rápidas y arrolladoras medidas de su segundo gobierno. Los manifestantes tienen tantas cosas contra las que luchar —desde aranceles hasta el reajuste de Trump respecto a la guerra en Ucrania, pasando por las medidas agresivas y a veces legalmente dudosas del Departamento de Eficiencia Gubernamental y su líder, el multimillonario Elon Musk— que es difícil saber en qué enfocarse.

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“Hay tantas cosas por las que luchar, pero espero que al estar aquí estemos iniciando algunas conversaciones”, dijo Sara Grummer-Strawn, quien sostenía un cartel que declaraba: “Tanto mal, tan poco espacio”, seguido de una lista en letra pequeña de temas que iban desde Ucrania y aranceles hasta posibles recortes en educación y la negación de la ciencia sobre el clima y las vacunas.

El gobierno de Estados Unidos está promoviendo meidas enérgicas en torno a la inmigración, que incluyen poner a inmigrantes esposados en aviones militares, expandir las detenciones de personas que se encuentran en el país de manera ilegal y suspender programas que otorgaban permiso a algunos para quedarse.

A su alrededor, en Atlanta, cientos de personas marchaban y coreaban contra una serie de iniciativas de Trump. Había banderas palestinas y ucranianas, junto con pancartas que lamentaban que Trump pusiera fin a la ayuda militar a Ucrania, que lucha contra las tropas invasoras rusas de Vladímir Putin.

Trump fue calificado de fascista, “instrumento ruso”, “títere de Putin” y “aspirante a rey”, entre otros apelativos más degradantes. Un cartel decía “Pega a los nazis”, reflejando un esfuerzo cada vez más común por comparar la presidencia de Trump con la Alemania nazi. Musk fue blanco frecuente de burlas e ira. Pero también hubo peticiones a favor de los derechos de las personas transgénero, el derecho al aborto y la diversidad. Un discreto cartel apelaba simplemente: “Salvemos nuestros parques”.

Se programaron eventos a lo largo del día en los 50 estados, incluyendo reuniones posteriores en la Costa Oeste y en Hawai.

En Austin, Texas, las personas reunidas en la Cámara de Representantes se inclinaron a favor de Ucrania. El amarillo —un guiño a los colores de la bandera nacional ucraniana— salpicó a la multitud mientras los manifestantes se adornaban el pelo, los sombreros y la ropa con girasoles. La multitud tejana, que se contaba por centenares, acabó abriéndose paso por el centro de la ciudad, coreando: “Hey hey, ho ho, Donald Trump tiene que irse”.

“Creo que las protestas pueden ser impactantes”, afirmó Carol Goodwin, una residente y activista de Austin. “Creo que estas protestas más pequeñas son valiosas para las personas que vienen a expresar sus frustraciones, y creo que este movimiento crecerá con el tiempo”.

Para algunos participantes, el martes recordó el primer día de mobilización nacional de 50501 el cinco de febrero, o las muchas marchas de mujeres en 2017, al inicio del primer mandato de Trump. Pero para muchos otros, fue un nuevo paso en su compromiso.

Goodwin dijo que se sintió motivada a salir a manifestar después del intercambio en la Oficina Oval entre Trump y el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy la semana pasada. También citó los aranceles de Trump contra Canadá y México.

Los aranceles que Donald Trump amenazó con imponer a Canadá y México entraron finalmente en vigor el martes, lo que dejó a los mercados globales en alerta y propició costosas represalias por parte de los aliados norteamericanos de Estados Unidos.

Grayson Taylor, un hombre de 33 años que asistió al evento en Atlanta, no había protestado hasta este año. Describió las iniciativas de Trump, su gabinete y Musk como un “golpe de estado de multimillonarios” que lidera un gobierno que “servirá a los ultra-ricos”.

En la misma manifestación, Sherri Frias, de 58 años, indicó que sus preocupaciones sobre la extensión de los recortes fiscales de Trump de 2017 para las corporaciones y los estadounidenses más ricos —junto con las propuestas del Partido Republicano para recortar Medicaid y otros programas de ayuda— la llevaron a su primera protesta. Trump ha instado al Congreso a renovar los recortes fiscales, que están a punto de expirar.

Otra manifestante de Atlanta, Phyllis Bedford, de 67 años, dijo que acudió a su primera protesta política porque se sentía abrumada por la magnitud de las medidas de Trump.

“Estuve pensando de camino aquí lo que quiero decir sobre la situación”, afirmó Bedford, quien condujo desde Snellville, un área de tendencia republicana en las afueras de Atlanta. “Lo único que se me ocurrió fue: ‘Lo siento’. Lo siento por Canadá. Lo siento, México. Lo siento, Groenlandia. Lo siento tanto, tanto, Ucrania y presidente Zelensky… estamos tan equivocados. Y no todos apoyamos a este hombre”.

Las protestas se producen después de que algunos miembros republicanos del Congreso se enfrentaron a multitudes enojadas en reuniones públicas durante un reciente receso congresional y mientras los demócratas en Capitol Hill enfrentan presión de los votantes de izquierda para ser más contundentes.

Taylor quiere que los demócratas sean “rudos y agresivos” como los republicanos “han sido durante años”.

“El Partido Republicano en este momento está mucho más organizado y no es divisivo”, dijo Smith. “El Partido Demócrata tiene problemas puntuales, pero en mi observación es difícil para ellos unirse para abordar los problemas reales que quieren”.

Las acciones están cayendo nuevamente en Wall Street mientras las empresas e inversores reaccionan a la decisión del presidente Donald Trump de imponer aranceles a los principales socios comerciales de Estados Unidos.

Varios manifestantes dijeron que quieren ver a los demócratas destacar sin descanso el impacto en el mundo real de las órdenes ejecutivas de Trump, la comisión de Musk y el plan presupuestario republicano en ciernes.

Bedford trabajó en la oficina de ayuda financiera de la Universidad Estatal de Georgia. “La mayoría de los niños con los que traté no se habrían matriculado sin las becas Pell y el sistema de ayuda financiera (federal)”, afirmó. “Y ahora hay una guerra contra la educación, y especialmente contra la educación superior”.

Grummer-Strawn divide su tiempo entre Atlanta y Ginebra, donde su marido trabaja para la Organización Mundial de la Salud (OMS) tras haber pasado 24 años en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés). Trump ha retirado el apoyo de Estados Unidos a la OMS y ha tomado medidas drásticas contra la investigación y la defensa de la salud pública de los CDC.

“Necesitamos que la gente se pare y se detenga a ver a qué conduce cada una de sus medidas, conectando los puntos”, expresó Grummer-Strawn, “incluso si la gente no piensa que Ucrania, los aranceles y la política de salud pública les afectan directamente”.

Frias, por su lado, piensa que los demócratas están haciendo todo lo que pueden dado el control del Partido Republicano en Capitol Hill y en la Casa Blanca. La responsabilidad última de la acción, dijo, recae en “el pueblo de Estados Unidos”.

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