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La muestra de colchas Migrant Quilt Project expone las tragedias fronterizas, puntada a puntada

Una poderosa exposición de edredones conmemorativos de los inmigrantes de México y América Central que murieron en el desierto del sur de Arizona en los últimos 20 años, se exhibe en medio de un intenso debate nacional acerca de la política de inmigración.

Diecisiete colchas del Migrant Quilt Project cuelgan en el New England Quilt Museum en Lowell, Massachussets, en una muestra que se extenderá hasta el 15 de julio.

El objetivo es llevar el debate sobre la inmigración más allá de las estadísticas y las críticas políticas, y poner en el foco la difícil situación de las personas reales.

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“Mi esperanza es mostrar la enormidad de esta crisis humanitaria”, afirmó la fundadora del proyecto, Jody Ipsen. “No creo que la gente entienda. Quiero que las personas miren estas colchas y se sientan obligadas a actuar y apoyar una reforma migratoria humanitaria”.

La inspiración para el proyecto surgió cuando Ipsen estaba acampando en el desierto de Arizona con un amigo, y se encontró con una estación de paso para los inmigrantes que habían cruzado la frontera. El lugar estaba cubierto con la basura que habían dejado atrás: botellas, pañales, productos de higiene personal y ropa.

Al principio, Ipsen se sintió consternada por la profanación del prístino desierto. Pero también sintió curiosidad: ¿Qué, lleva a la gente a arriesgar sus vidas para cruzar un arenal peligroso, a merced de los contrabandistas de personas, para venir a los Estados Unidos?, se preguntó.

“Es implacable ese desierto”, aseguró.

Inspirada por el AIDS Memorial Quilt, comenzó a recolectar prendas descartadas y reclutó a artistas textiles para crear edredones. Ipsen incluso participó en uno.

Desde 2000, distintos voluntarios han producido una colcha por año fiscal; 17 en total. Estas tienen diferentes diseños y varían en tamaño, pero hay temas comunes. Todas están estampadas con los nombres de cada persona que murió en el desierto ese año o, si la persona no fue reconocida por las autoridades, con la palabra “desconocido”, en español.

Las muertes registradas oscilan entre 122 y 282 por año.

La mayoría de los edredones también están cubiertos con imágenes religiosas y culturales, flores y calaveras. La colcha de 2009-2010 es una reminiscencia de la bandera estadounidense. Los nombres de los migrantes fallecidos están escritos en las franjas blancas, y en lugar de las estrellas sobre un fondo azul, la esquina superior izquierda es un camino desierto que desaparece en la distancia bajo un cielo estrellado.

Las colchas pueden connotar comodidad y calidez para la mayoría de la gente, pero también hay antecedentes de su uso para comunicar temas sociales y políticos importantes, señaló Nora Burchfield, directora ejecutiva del museo.

Se han hecho edredones para los movimientos abolicionistas, por la templanza y sobre el medio ambiente y, más recientemente, en respuesta a la violencia armada.

“Existe una larga tradición de utilizar el proceso de fabricación de colchas para llamar la atención sobre causas sociales, porque las mujeres no tenían otro medio para expresar sus preocupaciones, su indignación y sus opiniones”, destacó Burchfield. “En una colcha podían expresar todo aquello para lo cual no se les daba una plataforma”.

Lowell es un sitio apropiado para la exhibición porque la ciudad, actualmente de más de 110,000 residentes, fue construida gracias al poder de los inmigrantes: los irlandeses que cavaron sus famosos canales; los francocanadienses, griegos, portugueses y otros que trabajaron en los ingenios en el siglo XIX, y los inmigrantes camboyanos y latinoamericanos que llegaron en el siglo XX.

Más recientemente, refugiados de Irak, Somalia, Afganistán, Birmania y Siria se han reasentado en la ciudad, según la sucursal de Lowell del International Institute of New England, un grupo de presión.

Las colchas cuentan la historia de la inmigración que para muchas personas es incómoda o prefieren no escuchar, expuso Rogers Muyanja, gerente de relaciones comunitarias de la organización. “Es importante que la gente vea una exposición como esta y aprenda sobre cosas de las que no tiene mucha información”, indicó.

Más allá de las implicaciones sociales de los edredones, hay otra razón para verlos. “Son hermosos”, aseguró Burchfield.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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