¿Sabe lo que sus hijos hacen en clase?
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Conozca a los alfanos. Ellos son una nueva sociedad, son cálidos, comparten su cultura y su intimidad no sólo es recompensada sino también requerida.
Los padres de familia en la Cleveland Humanities Magnet High School aprenden que cuando uno mira a un compañero alfano, darles un apretón de manos es un insulto y que lo correcto es abrazarse. Tienen un hombre a cargo, las mujeres son respetuosas con los hombres y la gente habla solamente con sus parientes hombres. Todos se ríen mucho.
“Todos ustedes son miembros de la cultura Alfa”, les dice la maestra de instituciones sociales Grace Kim-Oh a los padres de los alumnos de noveno grado, un jueves a las 7:30 p.m.
Los 22 padres se quedan mirándola fijamente, esto no es lo que ellos esperaban.
Ellos están en la escuela localizada en Reseda para vivir la “Experiencia”, un evento anual con el que se obtienen fondos y en el cual los maestros muestran a los padres de familia y a los prospectos padres de familia un poco de lo que sus hijos podrían experimentar en una clase.
Muchos de los padres tienen niños que asisten a esta escuela, mientras que otros están en el proceso de solicitud de ingreso a las escuelas Magneto, tratando de encontrar la mejor opción para sus hijos que pronto ingresarán a la preparatoria. Las escuelas Magneto del LAUSD están abiertas a estudiantes de todos los distritos, pero los estudiantes son seleccionados a través de un proceso de lotería.
Los padres pensaron que recibirían una lección de estudios sociales, o tal vez, que los maestros en un ciclo de rotativo les hablarían sobre las clases de sus hijos. Lo que encontraron en su lugar fue un ejercicio interactivo que les pide jugar un papel en una cultura distinta, después envían espías a observar como los otros juegan otro rol en otra cultura distinta llamada Beta.
Deben reportar lo que está pasando sin saber nada del lenguaje o las leyes de sociedad de la otra cultura.
El código Alfa que trata de tocarse- hecho por Tom Mar- Johnson, un hombre de origen inglés y padre de una estudiante, Freya, de 14 años, “Es extremadamente no comodo”, dijo él, pero la falta de comodidad dura cerca de 10 minutos. Muy pronto, él estaba abrazando a extraños y jugando con ellos, moviendo una moneda en su mano de forma muy rápida para ganarse los frijoles de sus vecinos.
Este ejercicio es uno de los que hacen los estudiantes de primer año durante la primera semana en la escuela de humanidades de tipo Magneto, lo cual logra un acercamiento interdisciplinario para enseñar a los estudiantes en aéreas como la literatura, historia y estudios culturales.
El objetivo de la práctica se hace evidente hasta el final, después de que el maestro reúne a los padres - cerca de 100 – y los hace describir las otras culturas. En suma los calificativos más neutrales que ellos utilizaron fueron palabras como “Horripilante”, “Xenofóbico”, “Competitivo” y “Zombies”.
Aproximadamente después de una hora con sus propios grupos y con mucho menos tiempo observando a los otros, los padres ya habían hecho lealtades y juicios.
Ese prejuicio inmediato, dijeron los profesores, es la lección.
“Realmente les estamos enseñando a pensar de forma crítica… a revisar estos prejuicios”, dijo a los padres la maestra Marisa Del Pino.
Este método de aprendizaje hace que sus hijos piensen más, dijo Tasmin Hussain, cuya hija Sarah es estudiante de primer año. Cuando Hussain crecía en el Reino Unido, aprender sobre culturas, significaba aprenderlo en forma de repetición y memorización.
Hussain y su esposo, Fakhrudeen Hussain, estaban en el evento para entender mejor lo que su hija aprendía y comprender por qué razón ella tiene de dos a cuatro horas de tarea todas las noches, dijeron.
“Creo que a mí no me enseñaron de la misma manera”, dijo Tasnim Hussain. “Realmente hace que los niños se pregunten y piensen”.
No a todos les gustó el ejercicio. María Cruz se fue antes de que los maestros terminaran de explicar el propósito al final. Camino hacia afuera, dijo que se tenía que ir porque debía recoger a su hija Samantha – que estudia el noveno grado en esa misma escuela,- para llevarla a clase de danza. Pero ella ya le había dicho a la maestra sobre irse temprano, y dijo no sentirse impresionada con el ejercicio.
Ella entendió que el propósito de la clase era mostrar a los estudiantes cómo pensar acerca de otras culturas, pero ella y su familia ya se enfocan sobre esto con su hija en casa. Así que no disfrutó esta clase.
“Quiero saber qué es lo que está aprendiendo y cómo lo está aprendiendo”, dijo Cruz. Pero éste ejercicio es “Muy confuso”, dijo ella. “Me siento ridícula”.
Orit Rappaport tampoco entendía realmente qué pasaba al principio - ella era uno de los observadores Alfa que fueron enviados a descifrar a la cultura Beta, y su reporte a la clase fue “No entendí”.
El acercamiento que tuvo a la estrategia innovadora para el aprendizaje, en última instancia, reforzó su deseo de solicitar el ingreso a la escuela para su hija Ella, que está en octavo grado.
Eso porque, “Usted no puede decir que esta escuela es aburrida”, dijo Rappaport.
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