“Las manos pequeñas” de Andrés Barba llega en inglés a Estados Unidos
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Nueva York — El escritor español Andrés Barba está recorriendo EE.UU. para presentar la traducción al inglés de “Las manos pequeñas”, una de sus primeras novelas que, bajo la apariencia de un relato de terror, explora la pérdida y la ambigüedad de las emociones en la infancia.
El que fuera proclamado como uno de los mejores narradores jóvenes en lengua española por la revista Granta en 2010, cuenta, a sus 42 años, con una larga lista de títulos a sus espaldas y con el reconocimiento de los lectores y la crítica.
El escritor y traductor madrileño ha conseguido acercar al público anglófono una novela que explora las ambigüedades de la infancia.
“Las manos pequeñas” cuenta la historia de Marina, una niña de 7 años que tras perder a sus padres en un accidente de tráfico es internada en un orfanato.
“La novela puede parecer una historia de terror pero es una historia de amor entre niñas”, asegura el escritor en una entrevista con Efe.
Barba reconoce que releer el texto tras nueve años de su publicación es como “reencontrarse con una novia de la universidad”. “Es como ver una imagen en la que te reconoces pero no te recuerdas”, agrega.
Pese a contar con parte de su obra traducida a 15 idiomas, se muestra entusiasmado con la acogida que está recibiendo esta traducción y considera que la novela conectará con el público norteamericano porque, añade, “el libro no se parece a nada de lo que ellos hacen”.
En ese sentido define el panorama literario de Estados Unidos como poco heterogéneo. “Son los inventores de la novela contemporánea de la segunda mitad del siglo XX en adelante”, pero, matiza, “son autores que escriben bajo fórmula”.
No obstante, reconoce la dificultad para publicar en el mercado editorial estadounidense. “Muchas veces no está relacionado con la calidad, ni con los géneros, sino con la casualidad y con la oportunidad”, asegura.
Barba defiende que los autores españoles “dialogan desde un lugar distinto” y los norteamericanos “celebran la diferencia”, aunque a los primeros les siga costando abrirse paso más allá de las editoriales universitarias.
Reconoce haber tenido en alguna ocasión el temor de no poder escribir sin repetirse, pero asegura que aún tiene proyectos en mente.
Para seguir creciendo como escritor es necesario “colocarse en un lugar resbaladizo, y -añade- en el momento en el que uno empieza a leerse con complacencia, se acabó la magia”.
El panorama literario español goza de buena salud para el que fuera finalista para premio Herralde en 2001 con su primera novela, La hermana de Katia.
Barba se muestra reacio a definirse como miembro de una generación en un momento como el actual. “Ya no tenemos un enemigo común, unas lecturas y referencias comunes”, asegura.
Pero sí reconoce su predilección por autores como Juan Gómez Bárcena, Sergio del Molino, Carlos Pardo o Mercedes Cebrián.
Y no se corta al afirmar que “los Pombos y Marías desde hace algún tiempo no hacen nada muy reseñable”.
Al ser preguntado por la imagen de la cultura española en el exterior, Andrés Barba se muestra muy crítico: “Nos hemos vendido muy folclóricamente y eso al final se paga”.
Considera que se ha difundido una imagen bastardeada de la cultura española, que acaba por “confirmar el tópico de que seguimos viviendo en la época de Hemingway”.
Barba responsabiliza a la clase política de proyectar esa imagen. “Tenemos el enemigo en casa”, dice el autor, y sostiene que para él la difusión cultural exige que los responsables tengan “un mínimo de cultura y que no sean políticos de formación” y, apunta, “gente que no ponga palos en la rueda”.
Pese a criticar duramente las políticas culturales del Gobierno español, asegura optimista: “La cultura siempre encuentra sus caminos”.