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¿Qué tan inevitable es una guerra con Irán?

Mourners flood Tehran to honor Iranian general killed by U.S.  drone strike
Dolientes iraníes con fotos del general Qassem Suleimani durante la procesión fúnebre del general, realizada en la capital de Teherán.
(SalamPix )

Sería una bendición para la estabilidad mundial si la administración Trump y la República Islámica retrocedieran y consideraran hablar, en lugar de vengarse

Escuchando a expertos, analistas y los medios de comunicación las 24 horas del día, los siete días de la semana, desde que el presidente Trump ordenó un ataque con drones contra el general iraní Qassem Suleimani, y ahora desde que Irán contraatacó con misiles balísticos, uno podría ser perdonado por llegar a la conclusión de que estábamos al borde de una guerra sostenida e importante con Irán.

Como veterano analista y negociador del Departamento de Estado especializado en Oriente Medio, estoy condicionado a asumir lo peor. Estados Unidos está sin duda en un momento difícil con Teherán.

Fuentes cercanas al líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Khamenei, señalaron a los periodistas que exigía represalias directas y abiertas contra objetivos estadounidenses, y el miércoles por la mañana, en Teherán, Irán disparó contra las fuerzas de EE.UU y de coalición en Irak.

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En ausencia de una salida diplomática entre Teherán y Washington, sería una tontería descartar una escalada sin control. Aún así, todavía puede evitarse una gran guerra.

Hasta ahora en su presidencia, Trump ha sido cauteloso cuando se trata de usar el poder militar contra Irán, como sugiere su reticencia a tomar represalias por los ataques iraníes contra un avión no tripulado estadounidense en junio del pasado año, y las instalaciones petroleras sauditas en septiembre.

Qué llevó a Trump a eliminar a Suleimani, aún no está claro. Los informes noticiosos sugieren que estaba enojado por los ataques contra la Embajada de Estados Unidos en Bagdad, preocupado por haber permitido que Teherán creyera que podía actuar con impunidad, y que fue alentado por intransigentes como el secretario de Estado, Michael R. Pompeo, quien durante meses había solicitado una respuesta militar.

Ahora, a juzgar por sus tuits, Trump está preparado para tomar represalias militar y directamente si Teherán ataca a objetivos o ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, más allá de actuar como una distracción momentánea sobre su juicio político, la guerra con Irán no es una ventaja para el primer mandatario.

Trump sólo tiene un imperativo estratégico en 2020: la reivindicación en su juicio político y su reelección. Una guerra desordenada y sin cuartel -y si el pasado sirve como guía, imposible de ganar-, que resulte en un incremento vertiginoso de los precios del petróleo, un colapso en los mercados financieros, una dislocación económica y un aumento de muertes estadounidenses en manos iraníes, no lo ayudará en las urnas.

George W. Bush no arriesgó su futuro político al iniciar la guerra con Irak después del 11 de Septiembre, porque la maniobra se percibía como una respuesta a un gran ataque contra Estados Unidos, por el contrario, Trump sí sería el autor de la guerra con Irán.

Al igual que el actual presidente de EE.UU, Khamenei en Teherán quiere permanecer en el poder. Es un líder astuto, comprometido con la expansión del alcance regional de Irán, pero su objetivo principal es la supervivencia de la República Islámica y el mantenimiento del régimen.

Khamenei no es suicida, y sabe que Irán está seriamente debilitado en materia económica por las sanciones de la administración Trump -la “campaña de máxima presión”- y por las recientes protestas masivas internas. Más importante aún, los generales iraníes saben que en una confrontación militar con Estados Unidos, la preponderancia de la fuerza recae en Washington.

El líder iraní no puede estar seguro de cómo una campaña sostenida de ataques aéreos, con misiles y cibernéticos por parte de EE.UU. afectaría la estabilidad de su gobierno y su base de poder.

Sin embargo, prometió una “severa venganza” por el asesinato de Suleimani. La línea roja tuiteada por Trump no deja mucho espacio para que los iraníes puedan maniobrar.

Si Khamenei quiere evitar los riesgos de una guerra sin cuartel con Estados Unidos, debe elaborar una respuesta que demuestre que su nación no retrocederá en el frente a las amenazas militares estadounidenses, pero eso seguiría estando por debajo del umbral que desencadenaría más ataques por parte de EE.UU.

Sin embargo, a diferencia de las anteriores respuestas cuidadosamente calibradas de Irán, Khamenei cumplió su amenaza de tomar represalias directamente. Ahora podría iniciarse un ciclo de escaladas.

Sería una bendición para la estabilidad mundial si la administración Trump y la República Islámica retrocedieran y consideraran hablar, en lugar de vengarse. Lamentablemente, eso no es muy probable. Hay demasiada desconfianza en ambos lados.

Pero hay al menos una posibilidad de que el miedo mutuo y la incertidumbre bélica prevengan un conflicto mayor.

Si Estados Unidos evita un enfrentamiento a gran escala con Irán por el asesinato de Suleimani, eso no significará que su muerte será gratuita. El ataque con drones al segundo hombre más poderoso en Irán y en un tercer país fue un acto desconectado de cualquier estrategia coherente a largo plazo.

Abu Mahdi Muhandis, un antiguo disidente político, legislador y líder de la milicia, fue uno de los hombres más poderosos de Irak

El asesinato no ha hecho que los estadounidenses estén más seguros, ni limitó la influencia regional de Irán. Lo que sí ha hecho es paralizar la relación estadounidense-iraquí, fortalecer el poder de Irán en la región y socavar la lucha contra el Estado Islámico.

Lo mejor que pueden esperar los estadounidenses ante la crisis actual es un regreso a la competencia que ha marcado la relación entre estos dos países durante los años de Trump. Dada la alternativa de una escalada regional severa y sostenida, lo aceptaría en un minuto.

-Aaron David Miller es miembro sénior del Carnegie Endowment for International Peace. También es autor de “End of Greatness: Why America Can’t Have (and Doesn’t Want) Another Great President” (El fin de la grandeza: por qué Estados Unidos no puede (y no quiere) tener otro gran presidente).

Este artículo de opinión fue actualizado para reflejar el lanzamiento de misiles balísticos iraníes contra las fuerzas estadounidenses en Irak.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

Puesto Al Día

8:00 p.m. en. 8, 2020: This op-ed article has been updated to reflect the launch of Iranian ballistic missiles at American forces in Iraq.

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