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Editorial: Si algo nos ha enseñado esta pandemia es que los trabajadores son fundamentales

A supermarket cashier scans grocery items at the Advance Food Market in the West Adams neighborhood of Los Angeles.
Una cajera de supermercado, una trabajadora esencial, usa una mascarilla para protegerse contra el coronavirus mientras escanea artículos en el Advance Food Market en el vecindario de West Adams de Los Ángeles.
(Los Angeles Times)

La pandemia COVID-19 ha puesto de relieve no solo lo esencial que son algunos trabajos para nuestra vida diaria, sino lo mucho que los dimos por sentado

La nación ha aprendido muchas palabras y frases nuevas este año. Coronavirus. Seguimiento de contactos. Distanciamiento social. Cubrimiento facial. Y, por supuesto, trabajadores esenciales, que le han enseñado a Estados Unidos cuánto dependemos unos de otros para llevar a cabo nuestra vida diaria. Y, a menudo, cuánto damos por sentado el trabajo de los demás.

Las primeras líneas laborales durante la pandemia han estado ocupadas principalmente por trabajadores de la salud: médicos, enfermeras, personal de apoyo y equipos de ambulancias, por nombrar algunas de las personas que trabajan arduamente en los consultorios médicos, clínicas, hospitales, hogares grupales e instalaciones de ancianos. Es una labor arriesgada y su importancia ha sido reconocida públicamente desde hace mucho tiempo. Pero el trabajo esencial realizado en otras partes de la economía a menudo se ha pasado por alto y, en algunos casos, se ha despreciado.

Por lo tanto, un posible beneficio adicional de este ataque viral podría ser que está obligando a más personas a reconocer cómo funciona la economía y a ver cómo trabajos aparentemente menores pueden ser partes cruciales de vastos e intrincados sistemas que producen energía, cultivan y distribuyen alimentos y mantienen cadenas de suministro farmacéuticas. También son necesarios para informar y comunicar (los empleados de este periódico caen dentro de las definiciones gubernamentales de esencial), para operar los sistemas de tránsito y para brindar cuidado infantil. Son vitales para el mantenimiento de los edificios y el funcionamiento de los sistemas de agua y alcantarillado. Y sigue y sigue y sigue.

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En este Día del Trabajo, el primero desde que la pandemia de COVID-19 interrumpió nuestros ritmos diarios, debemos tomarnos unos minutos para reflexionar sobre la cantidad de trabajo que se dedica cada día a mantener a Estados Unidos en funcionamiento. Pero también es un buen momento para reflexionar sobre lo esencial que es prácticamente cualquier tipo de labor para nuestras vidas individuales. La importancia del trabajo, y especialmente del cheque de pago, ha quedado grabada en la mente de decenas de millones de personas que perdieron su empleo desde que comenzó la pandemia y que, incluso con la ayuda del gobierno, han encontrado difícil, si no imposible, pagar las necesidades básicas de existencia humana: comida, refugio y ropa.

Desde el condado de Orange hasta el norte de California, la gente sigue reuniéndose en grandes ceremonias religiosas al aire libre sin seguir las reglas para frenar la propagación del coronavirus, lo que provoca severas reprimendas de los funcionarios de salud pública.

Sin embargo, no está tan claro cómo reconocer ese trabajo. En un sistema más humano, pagaríamos a las personas que hacen el trabajo esencial lo que esas labores valen en nuestra sociedad en lugar de tratarlos como un costo más en un plan de negocios. Pero en esta sociedad tendemos a recompensar a las celebridades, a los de Wall Street y a los directores ejecutivos corporativos con cantidades desmesuradas de riqueza que tienen poca o ninguna relación con lo difícil que sería vivir sin ellos. En este sistema, no indicamos el valor de un trabajo por cuánto le pagamos a la gente por hacerlo. De lo contrario, las tablas de salarios se habrían cambiado hace generaciones.

Deberíamos encontrar una mejor manera de hacer las cosas. Hemos aprendido la lección de que en tiempos de crisis confiamos en trabajadores esenciales para protegernos, ayudarnos, llevarnos adelante. Hay muchas más personas que realizan este tipo de trabajo de lo que la mayoría de la gente pensaba antes de que este coronavirus mortal comenzara a bailar entre nosotros. Pero también estamos aprendiendo de nuevo cuán central es el trabajo en la vida de la mayoría de nosotros, no solo para mantener un nivel de vida, sino para agregar otro sentido de propósito a la existencia humana y, como resultado, otra forma de conectar nuestras vidas individuales el uno al otro.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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