El hostigamiento sexual es más común de lo que la gente piensa; ‘no te calles, denuncia’
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El acoso y hostigamiento sexual ocurre en todos los espacios, y las universidades no están exentas de estos casos, afirma Ana Buquet, directora del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Es un fenómeno que ocurre en cualquier ámbito social, en las familias, las escuelas, en todos los niveles, en los trabajos, en el transporte público, en la calle de manera muy persistente. No hay universidad en el mundo exenta de estos comportamientos”, asegura.
Si bien en las instituciones de educación superior el índice de incidencia es menor que en otros espacios sociales, Buquet subraya que ahí también se manifiesta la desigualdad que provocan las relaciones de género.
“Pasa en prácticamente todas las universidades del mundo. Se han hecho estudios de la incidencia de la violencia sexual en instituciones como Harvard, Princeton, Columbia, MIT. En fin, universidades de altísimo nivel en los rankings que han reconocido que el acoso y hostigamiento existen en sus espacios y que han tomado medidas”, apunta.
Sin embargo, indica David Chacón, titular de la Defensoría de los Derechos Universitarios de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el temor a denunciar aún es un problema latente en los espacios académicos.
“Ha habido personas que me dicen que es fuerte el problema, pero no se están animando las chicas a denunciarlo, quizá porque tengan miedo a las represalias, porque por lo general se están dando en relaciones de verticalidad, de algún funcionario”, señala.
“Entre los mismos estudiantes o trabajadores se da en una medida menos significativa, y tal vez los mismos agresores lo están arreglando con alguna amenaza”.
José Luis Caballero, académico del Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana y ex procurador de los Derechos Universitarios, también reconoce que los casos de acoso u hostigamiento sexual en las instituciones educativas son latentes, aunque no tan visibles.
“La universidad no es ajena a la cultura del País, y ésta es una cultura muy incipiente en protección, defensa y apropiación de los derechos humanos. Tenemos una cultura más patriarcal, muy proclive al machismo y de inequidad de género y de ver a la mujer como un objeto de apropiación”, apunta.
“Las universidades se han hecho a la idea de que la gente tiene que pasar por ellas sorteando este tipo de problemáticas y lo que estamos viendo ahora es que hay que hacerle frente. No tenemos una situación grave distinta a lo que puede pasar en el País, pero sí estamos visibilizando esas situaciones que en otros lados no se visibilizan, hacerlas conscientes y ver que es una falta de respeto a los derechos que tiene que modificarse”.
A decir de María de la Paz López Barajas, directora general de Institucionalización de la Perspectiva de Género del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), recientemente la cultura de la denuncia ha ganado un poco de impulso.
“Por mucho tiempo, las universidades se sentían como estos espacios en donde los hechos ocurrían y no pasaba nada, esto es muy importante porque se vincula a que tenemos las universidades privadas, y por mucho años en México la violencia en el ámbito de lo privado se consideraba eso, privado”, explica.
“Y en las universidades públicas tenemos otro tipo de problemas. Las jóvenes que eran atacadas no se animaban a ir al MP, o se busca proteger el ámbito escolar para no tener escándalos, pero es un hecho que ocurre desde hace mucho tiempo”.
La especialista lamenta la falta de estadísticas confiables sobre este problema porque siempre ha habido una estigmatización de que es la mujer la que se revictimiza.
“Siempre se pone en duda lo que estoy diciendo, se piensa que porque llevaba vestimenta de tal naturaleza. Ahora se sabe que se trata de molestar a las mujeres”, anota.
Recientemente, casos de alumnas en algunas universidades que denunciaron acoso y hostigamiento se han hecho públicos y el tema ha impulsado que las instituciones generen estrategias de prevención y tratamiento.
Sin embargo, hasta ahora sólo la UNAM ha hecho un diagnóstico sobre la incidencia de estos casos, medida que Buquet considera imprescindible para realizar cualquier estrategia.
De acuerdo con un estudio del PUEG, el 49.3 por ciento de las alumnas ha sufrido algún acto de hostigamiento u acoso sexual en la Máxima Casa de Estudios. En el caso de los hombres, el porcentaje es de 27.6.
López Barajas, de Inmujeres, advierte que las universidades tienen que estar obligadas a tener protocolos en caso de que haya denuncias de este tipo e información para que los jóvenes sepan que es un delito, que conozcan sus derechos y qué hacer.
“Muchas veces las chicas no saben a dónde acudir. A veces el profesor, el ayudante o algún directivo tiene estas conductas, pero cuando van y denuncian les dicen: ‘Mejor cámbiate de materia’, ‘No la lleves con ese profesor’, como si ella fuese parte del problema”, lamenta.
Quítate el miedo
Lo más importante ante una situación de acoso sexual es manifestar de inmediato al agresor que esas conductas no son bienvenidas y denunciar, advierte María de la Paz López Barajas, directora general de Institucionalización de la Perspectiva de Género del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).
El respeto a la dignidad e integridad, sostiene, es un aspecto fundamental de los derechos humanos de cualquier persona.
Conoce en voz de la especialista las definiciones de los fenómenos y cómo identificar cada situación.
HOSTIGAMIENTO.- Es el ejercicio del poder en una relación de subordinación o posición jerárquica, ya sea que esa subordinación sea real o potencial de la víctima frente al agresor, de cualquier sexo. Puede ser en el ámbito escolar, no sólo laboral, pues las alumnas pueden ser víctimas de hostigamiento por parte de sus profesores.
ACOSO SEXUAL.- Es una forma de violencia, aunque no haya subordinación y también pone en riesgo a la víctima, independientemente de que el acto se realice en un sólo evento o en distintos.
¿Cómo se expresa?
Mediante conductas verbales, físicas o ambas. La connotación lasciva es la característica más importante que tiene.
Ejemplos:
- Miradas persistentes o sonidos lascivos que suele hacer el agresor al pasar la víctima a su lado. Quien sabe mejor qué connotación tiene esta conducta, es quien la recibe. Ella o él puede manifestar que no le gusta, y si se repite, se trata sin duda de un caso de hostigamiento.
- No es lo mismo decirle a alguien: ‘Qué bien luces’, a ‘Qué bien se te ven esos pantalones’ y hacer un fraseo que termina siendo lascivo.
- Tener contactos físicos sugestivos, como pararse detrás de la persona, hacer tocamientos, caricias, manoseos, pellizcos, tratar de despojar a la victima de la ropa, acorralarla; en fin, acciones que no son bien recibidas y que tienen una connotación claramente lasciva.
- Dichos donde se hace una sugerencia para tener un acto sexual a cambio de algún favor.
- Hacer comentarios reiterados, burlas o bromas respecto a la vida sexual del agresor o de la víctima.
- Enviar mensajes por medios electrónicos, como pornografía, que busquen atacar o incomodar a la víctima.
- Poner calendarios o carteles con alto contenido sexual frente a la víctima. Esto suele ocurrir en oficinas de los profesores, cuando llega una becaria o alumna.
- Buscar tener algún tipo de acercamiento por vía telefónica, o mandar fotos de desnudos, aunque sean parciales, por el celular.
Marco legal
El acoso sexual, que engloba también el hostigamiento sexual, está regulado en el artículo 170 del Código Penal, explica Gilberto Santa Rita, abogado e investigador del Departamento de Derecho de la Ibero.
Implica la solicitud de favores sexuales para sí o para una tercera persona, o realizar una conducta de naturaleza sexual indeseable para quien la recibe, evidentemente causando un sufrimiento psicoemocional que lesione la dignidad de la persona. Esto se da cuando hay una relación de jerarquía, entre un sujeto activo y uno pasivo.
¿Qué hacer?
Al ser una conducta de naturaleza penal, se tiene que iniciar a través de una denuncia, como cualquier delito, y que terminará en la sede de un juez. Para que eso ocurra, la investigación tiene que desahogarse en el Ministerio Público.
Sanciones
La pena alcanza de uno a tres años de prisión, pero en la práctica puede llegar a conmutarse (recurso de suspensión de la sentencia), si se cumplen otros requisitos.
En los campus
REFORMA solicitó a las principales universidades de la Ciudad de México* explicar los protocolos que emplean para atender una situación de acoso sexual.
Tec de Monterrey
- La víctima debe acudir con su tutor, director de carrera o a la Dirección de Asuntos Estudiantiles. Ahí se genera un reporte, de acuerdo con el Reglamento General de Alumnos. En dicho documento no existen los términos de acoso u hostigamiento sexual, pero establece un trato de respeto, dignidad e igualdad.
- Se hace una investigación previa y, si es necesario, se da apoyo psicológico al alumno que presente la queja.
- El caso se turna a la Dirección de Desarrollo y Éxito Estudiantil. Después se hace un comité disciplinario, compuesto por un abogado, alguien de Asuntos Estudiantiles y una psicóloga, para generar una resolución y canalización, que puede ser legal o psicológica.
- No están establecidas las sanciones y sugerencias porque el grupo colegiado las determina de acuerdo con cada caso.
- La universidad no proporcionó información sobre número de denuncias.
Fuente: Doris González Rohde, directora de Desarrollo y Éxito Estudiantil campus Santa Fe
Anáhuac del Norte
- La víctima debe denunciar la situación ante su tutor académico, quien planteará el tema con el director de la escuela o facultad.
- El caso se presenta ante el comité permanente de vigilancia del Código de Ética y Responsabilidad Universitaria. En el artículo 138 de dicho documento se abordan faltas graves de disciplina, y, aunque no se habla abiertamente hostigamiento sexual, sí está tipificado el acoso. El comité está integrado por el director de Capital Humano, el vicerrector del área donde está radicada la denuncia y otros miembros de la universidad.
- Se hace la investigación y, dependiendo del resultado, se turna a la Vicerrectoría académica o Capital Humano.
- La sanción dependerá de cada caso. Podrá ir desde una amonestación hasta la expulsión del alumno o personal.
- Si la situación implica presentar denuncia ante el MP, la universidad brindará asesoría psicológica y legal al afectado.
- La universidad afirma que hasta el momento no han recibido denuncias.
Fuentes: Sonia Barnetche, vicerrectora académica de la Universidad, y Juan Manuel Palomares, director de Capital Humano
Universidad Iberoamericana
- Los casos deben presentarse ante la Procuraduría de los Derechos Universitarios.
- Si la falta es cometida por una autoridad universitaria, el caso se queda en la Procuraduría. Si se trata de un caso entre estudiantes, se turna a la Dirección General del Medio Universitario, la cual está facultada para tratar faltas ético disciplinares de los alumnos.
- La Procuraduría hace una investigación y entrevistas con todas las partes involucradas, se revisan las pruebas y, en ocasiones, se visita el lugar en dónde ocurrió el incidente. Se puede recurrir a una opinión experta.
- En el caso de los alumnos, puede haber desde una sanción oral o escrita, hasta la expulsión. Si se trata de profesores o autoridades universitarias, la Procuraduría sólo emite una recomendación, pues las medidas las tomará el área de personal.
- Actualmente la universidad no ofrece asesoría legal, pero si puede dar apoyo psicológico.
- En los últimos nueve meses, en la universidad se han registrado tres casos entre alumnos.
Fuente: Patricia de los Ríos, titular de la Procuraduría de los Derechos Universitarios
Universidad La Salle
- La víctima tienen que recurrir a su autoridad inmediata, puede ser el jefe de carrera o el director. Luego, se canalizan a la Coordinación de Impulso y Vida Estudiantil (CIVE), para hacer la denuncia.
- Se investiga el caso; quien acusa debe presentar evidencias. Se confronta a la persona que es acusada, y si es un alumno, se llamará a sus papás para informarles de la situación.
- En cada facultad o escuela hay un Consejo Académico -integrado por el director de la escuela y otras autoridades, así como un alumno-, el cual revisa todas las cuestiones relacionadas con el orden disciplinario. Ahí se tendría que dar solución al caso, por ejemplo, si la falta fue cometida por un profesor, se involucrará al área de Capital Humano y podría determinarse su despido. Si el denunciado fue un estudiante, la máxima sanción podría ser la expulsión definitiva.
- Si quien denuncia no queda satisfecho con la resolución, podrá acudir con el vicerrector académico e, incluso, escalar al Consejo Universitario y a la Junta de Gobierno, el máximo órgano de la ULSA.
- En casos más graves, la universidad canaliza a los alumnos a un centro de terapia de apoyo a víctimas de delitos sexuales, del Gobierno de la Ciudad de México. No contemplan la asesoría legal.
- La universidad afirma que hasta el momento no han tenido denuncias.
Fuente: Haidé Negretti Rodríguez, coordinadora de Impulso y Vida Estudiantil (CIVE) de la ULSA
ITAM
- Se puede denunciar en la dirección escolar, la dirección de una división académica, la jefatura de un departamento académico, la dirección de un programa de licenciatura o posgrado, la dirección administrativa o con un profesor u otro miembro de la comunidad universitaria.
- Al presentar el caso, el Rector designa un comité integrado por el abogado general, tres profesores y el presidente del Consejo de Alumnos. Si el denunciado es un docente o administrativo, se integra también el abogado laboralista del ITAM, y si es un estudiante, se agrega el titular de la Dirección Escolar.
- El Comité revisa toda la documentación recabada, entrevista a quienes pudieran aportar elementos, a quien presenta el caso y al denunciado. El comité llega a una conclusión y hace una recomendación al Rector.
- Las recomendaciones pueden ir desde que el caso carece de méritos, una amonestación de la que quede constancia en el expediente, hasta despido, en el caso de un profesor o personal administrativo; y expulsión, si es un estudiante.
- En los dos últimos años, la universidad ha atendido dos casos.
Fuente: Dr. Víctor José Blanco Fornieles, abogado general del ITAM
UACM
- La denuncia debe hacerse por escrito y se presenta en la coordinación del plantel. El coordinador notifica a la Comisión de Mediación -con sede en Rectoría y compuesta por seis profesores, seis estudiantes y un trabajador administrativo-. La Comisión toma el testimonio de la víctima.
- Integrantes de la Comisión recogen pruebas. Mientras dura la investigación se puede cambiar al personal que es el presunto agresor o, si es académico, se le impide dar clases. Si es un estudiante, se le cambia de plantel.
- Se toma el testimonio del acusado. Se convoca a un comité de tres especialistas, expertos en violencia de género, como psicólogos y abogados. Este comité indica a quién más tomarle su testimonio o si se necesitan más pruebas. Posteriormente, determinan si sí da lugar la denuncia y hacen recomendaciones.
- La Comisión turna el dictamen al abogado general; si el denunciado es un profesor o trabajador, se determina la sanción, que puede ser despido. En el caso de estudiantes, no hay normatividad para aplicar sanciones sobre este tema -la universidad trabaja en ello-. Las faltas graves, como violencia de género o discriminación, se abordan en el Consejo de Justicia. A los agresores se les cambia de plantel y se les envía a cursos de reeducación. Si no mejora su conducta, se puede solicitar su cambio de plantel definitivo. A quienes denuncian se les da atención psicológica.
- De 2013 a octubre de 2015 había 14 casos registrados en la oficina del abogado general. De octubre a la fecha, se sumaron siete nuevos casos. En uno de los casos hubo intento de violación, violencia física y el agresor fue despedido.
Fuente: Guadalupe Ramírez, alumna de Filosofía, integrante del Consejo Universitario y de la Comisión de Mediación y Conciliación.
UVM
- Los alumnos notifican a su tutor o al director de carrera, quienes transmiten cualquier queja al Comité de Honor y Justicia (todos los campus tienen uno y está integrado por autoridades, académicos y alumnos).
- Este Comité hace la investigación y establece la sanción.
- Cuando la persona que puso la queja no está de acuerdo con la resolución, acude al Tribunal Universitario, la máxima instancia y la cual está integrada por docentes y alumnos.
- El Tribunal nuevamente hace la investigación y pide pruebas a ambas partes. Se emite el veredicto.
- Si es estudiante, la sanción puede ir desde un acta administrativa, que es una amonestación, hasta la suspensión temporal o la expulsión definitiva. Si es empleado, puede ser recisión de contrato.
- La UVM brinda apoyo psicológico a quien lo requiera.
- A la par de este proceso, la universidad cuenta con una línea anónima y una página donde se pueden hacer denuncias sobre cualquier violación al código de ética, y se investigan desde Estados Unidos: www.lauiratteephics.net.
- La universidad dijo no tener un registro total de casos de acoso sexual.
Fuente: Sophie Anaya Levesque, vicepresidenta de Asuntos Públicos, Comunicación y Responsabilidad Social Corporativa de Laureate International Universities, red a la que pertenece la UVM.
UAM
- El alumno puede ir con las autoridades de su unidad -campus- o directamente a la Defensoría de los Derechos Universitarios.
- Si el impacto psicológico es fuerte, se canaliza con diferentes asociaciones, para que tenga tratamiento durante el procedimiento y posterior a éste.
- Si la falta fue grave y debe turnarse al MP, el estudiante recibe acompañamiento legal.
- Si el denunciante desea que el caso se arregle en la universidad, la Defensoría llama al denunciado y propone un proceso de mediación y conciliación, voluntario. Algunos acuerdos pueden ser que no se moleste más a la persona o, si hubo daño en su evaluación, resarcirlos. Si no se cumple el acuerdo, se emiten recomendaciones, como una sanción. Si fue cometido por un administrativo o académico y no se logra la conciliación, se sugiere levantar un acta para recisión de contrato.
- Si persiste la negatividad a cumplir las recomendaciones, la Defensoría podría acudir al Colegio Académico, la instancia máxima de la UAM. También, al Consejo Divisional, el cual sanciona las faltas de los alumnos. En el caso de los trabajadores intervendría la oficina del abogado general.
Fuente: David Chacón, titular de la Defensoría de los Derechos Universitarios.
- La Defensoría se creó hace un año y, desde hace seis meses, con el nombramiento de Chacón, no han recibido quejas.
UCSJ
- La víctima hace un escrito libre sobre el caso y lo presenta al director del Colegio, quien lo expone ante el órgano colegiado de docentes -también participan alumnos-, donde se abordan cuestiones delicadas relacionadas con maestros o estudiantes.
- El caso se hace del conocimiento del Consejo Técnico -presidido por el director de la carrera o la vicerrectora académica-, el cual aborda faltas al reglamento. El alumno expone su caso y las pruebas que tenga. También está presente el director de asuntos jurídicos y académicos.
- Se revisa qué maestro o quién es el denunciado.
- No es obligatorio confrontar al alumno con el profesor, pero si se considerara, el intermediario sería un director jurídico de la universidad.
- Si se detecta una situación anómala, el contrato del profesor o administrativo puede rescindirse, y si quien denuncia quiere llevarlo al MP, en la universidad lo asesoran. Si el acusado es un alumno, las sanciones pueden ser desde amonestaciones verbales o escritas, suspensión, hasta la expulsión.
- La universidad afirma que en lo que va del año no se han registrado casos.
Fuente: Mario Guzmán, director general de Administración Escolar y Asuntos Jurídicos
* La UNAM, el IPN y la UP no proporcionaron información específica sobre sus procedimientos.
ASÍ LO DIJO
“No hemos tenido este tipo de denuncias de gente del interior de la universidad, más bien, petición de apoyo porque el novio, el tío, el primo, tienen este tipo de conductas de acoso u hostigamiento con los jóvenes”.
Haidé Negretti Rodríguez
Coordinadora de Impulso y Vida Estudiantil (CIVE) de la Universidad La Salle (ULSA)
Documentan casos en UNAM
Según un estudio que el PUEG realizó en 2009 entre la comunidad universitaria, éste es el porcentaje de la población que ha sufrido algún acto de hostigamiento y
acoso sexual:
Estadísticas
59.3 % administrativas
49.3 % alumnas
39.8 % académicas
HOMBRES
27.6 % estudiantes
26.6 % administrativos
21.7 % académicos
Fuente: Intrusas en la Universidad, libro editado por el PUEG
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