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Ascienden a 172 los enfermos por consumir lechuga romana y los investigadores tal vez nunca sepan por qué

Siete meses después de que un brote masivo de E.coli enfermó a 172 personas por consumir lechuga romana y provocó que las ventas de este producto cayeran en un 45 por ciento, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) dijo que no tiene idea de quién o qué causó la contaminación.

La FDA no ha logrado rastrear la lechuga afectada a una sola granja, procesadora o distribuidora, dijo el comisionado Scott Gottlieb el pasado 31 de mayo. Con el producto afectado fuera de los estantes y la finalización de la temporada alta de su consumo, es posible que nunca se pueda resolver el caso.

Esta interrogante ha frustrado a los defensores de los consumidores, quienes han pedido a la FDA que emita reglas que aceleren futuras investigaciones de enfermedades transmitidas por alimentos. Este brote de E.coli que comenzó el 10 de abril, es el más grande en EE.UU. en una década.

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El jueves, la agencia indicó que considerará una serie de reformas para mejorar su capacidad de rastrear la fuente de futuros brotes.
“Queremos que los estadounidenses confíen en la calidad de la lechuga que consumen”, dijo Gottlieb en un comunicado. “Además de trabajar para identificar la fuente y el modo de contaminación, también seguiremos evaluando qué sucedió y cómo se pueden usar estas lecciones para proporcionar una retroalimentación a la industria”.

Esta nueva información proporciona más datos sobre el devastador brote de E.coli y la razón por la qué la fuente de contaminación ha resultado ser tan difícil de rastrear. La mayoría de las víctimas enfermaron después de comer mezclas de ensaladas empaquetadas listas para su consumo que contenían lechuga romana provenientes de diferentes granjas, dijo la FDA. Un grupo de víctimas en una prisión de Alaska también se enfermó después de comer lechugas enteras.

La cabeza de la lechuga se pudo ubicar fácilmente en una granja específica en Yuma, Arizona, porque no se había procesado ni mezclado con productos de otros lugares. Pero a la agencia le ha costado más trabajo mapear las cadenas de suministro de las lechugas en bolsas, que típicamente se surten de múltiples cosechadoras, procesadores y distribuidores antes de servirse en los platos de los consumidores.

Los consumidores compraron ensaladas en múltiples supermercados y restaurantes, y aunque todas las lechugas provenían de la región de Yuma, los investigadores no han identificado una granja o planta de procesamiento común.

Sin esos “puntos de convergencia”, los investigadores han tenido dificultades para establecer dónde comenzó el brote.

“La fuente y el modo de contaminación pueden seguir siendo difíciles de identificar”, dijo Gottlieb.

Pero algunos defensores de los consumidores y grupos de la industria han dicho que las nuevas tecnologías y regulaciones podrían proporcionar soluciones, si no para este brote, quizás para el próximo. Walmart, por ejemplo, ha abogado por el uso de la tecnología llamada “blockchain” (cadena articulada) para rastrear mejor los productos a medida que se mueven a través del sistema alimentario.

La última semana de mayo, en una carta a Gottlieb, una coalición de nueve grupos de consumidores pidió un sistema decididamente menos sofisticado: la FDA, dijeron, debería aprobar los requisitos obligatorios de mantenimiento de registros para “alimentos de alto riesgo”, incluida la lechuga, para que la agencia tenga una mayor facilidad para analizar esos documentos durante sus investigaciones.

El Congreso ordenó esos requisitos como parte de la Ley de Modernización de la Seguridad Alimentaria de 2011, pero la FDA no ha actuado en consecuencia.

“Estas acciones son urgentes, como lo demuestran los brotes multiestatales no resueltos de E. coli en los últimos meses”, dijeron los grupos de consumidores, refiriéndose no solo al brote de E. coli de abril sino a uno anterior que afectó a Estados Unidos y Canadá.

La FDA, por su parte, dice que está sopesando los cambios que podrían acelerar las futuras investigaciones. La agencia está considerando nuevos estándares de mantenimiento de registros y etiquetas de productos, como códigos QR, que podrían estandarizar la información.

También está implementando nuevos estándares de higiene y seguridad alimentaria para granjas de frutas y vegetales.

Según un análisis de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, las verduras de hojas fueron responsables del 22% de las enfermedades transmitidas por los alimentos de 1998 a 2008, el último período para el cual hay datos detallados.

Un análisis más reciente de los datos de brotes de 2013, concluyó que los “cultivos en hileras vegetales” (lechugas, brócoli, espárragos, apio y algunas otras verduras) representan el 42% de las infecciones por E. coli.

“Vivimos en una era de innovación y tecnología sin precedentes”, dijo Gottlieb, “y queremos implementar más de esa innovación y tecnología para ayudar a resolver este problema y garantizar la confianza del consumidor de frutas y verduras”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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